enero 20, 2024

He sido un buen robot…
"¿Has sido tú un buen humano?"

He sido un buen robot…
"¿Has sido tú un buen humano?"

MMT Rodrigo Soto Moreno

Obviamente lo anterior es un relato de ciencia ficción, uno que ha habitado dentro del cúmulo de mis disparos neuronales, uno que sueña volverse realidad, cuando podamos subir una copia exacta de nuestro cerebro a una computadora cuántica, para tener un respaldo y posteriormente insertar ese respaldo en un cerebro virtual y por qué no, dentro de un cuerpo o avatar, al estilo de un cíborg, que pudiese pasar desapercibido como un ser humano.

Claro que se lee descabellado, pero muchos de los aparatos tecnológicos y la tecnología con la que contamos hoy en día, fueron de igual forma sueños de escritores y llevados a la realidad por ingenieros emprendedores. Incluso muchas tecnologías e inteligencias artificiales que hemos visto en películas, ahora están cada día más cerca de convertirse en realidad, sobre todo con el gran avance que hemos visto con el ChatGPT y sus derivados.

Lo anterior seguro también evoca en nuestro pensamiento, el temor de que una inteligencia artificial haga un análisis de la vida en el planeta, y especialmente de nuestro comportamiento, concluyendo que somos una especie de “virus” o “plaga mortal”, no sólo para otras especies que cohabitan la Tierra, sino para nosotros mismos como especie.

Derivado de esto, podemos recordar lo dicho por el gran profesor Stephen Hawking, en relación a la inteligencia artificial, esto de acuerdo a una entrevista llevada a cabo por la BBC: “Las formas primitivas de inteligencia artificial que ya tenemos, han resultado muy útiles. Pero creo que el desarrollo completamente artificial podría significar el fin de la raza humana. Una vez que los humanos desarrollen una inteligencia artificial que despegue por sí misma y se renueve a un ritmo cada vez mayor, los humanos, que están limitados por una evolución biológica lenta, no podrán competir y serán superados”.

Por otro lado, también tenemos, parafraseando a Elon Musk, dentro de una entrevista en el programa de Joe Rogan, dijo lo siguiente: “Se siente como si fuéramos el gestor de arranque biológico para la inteligencia artificial… y estamos construyendo una inteligencia cada vez mayor y el porcentaje de inteligencia que no es humana está aumentando, y eventualmente representaremos un porcentaje muy pequeño de inteligencia”.

¿Por qué tanto miedo a una inteligencia artificial? ¿No es una herramienta más como lo es una computadora o un celular? Desde una perspectiva simple sí, son una herramienta, pero una mucho más poderosa de todo aquello que hemos creado, una capaz de derrotar a la verdadera prueba de Turing y caminar como si fuese un ser humano, sin que ninguno de nosotros nos diéramos cuenta.

Todo esto me recuerda la frase de Marshall McLuhan: “Toda nueva tecnología es una mutación evolutiva y biológica que abre puertas de percepción y nuevas esferas de acción a la humanidad…primero construimos las herramientas, luego ellos nos construyen a nosotros”.

Una frase poderosa, estamos hablando de una herramienta que construimos nosotros y esa misma con la capacidad de construirnos a nosotros, o más bien mejorarnos a nosotros o tal vez mejorarse ellos como inteligencia artificial.

En este sentido, hay una película protagonizada por Antonio Banderas, Autómata, que habla de una inteligencia artificial, misma que se le quitaron restricciones, así como las leyes de Asimov, para que tuviera libre albedrío y sucedió lo siguiente, de acuerdo al diálogo de la película:

“Antes de que el primer Pilgrim fuera fabricado, hubo un precedente. No era más que un cerebro cuántico fabricado en un laboratorio. Pero era una unidad genuina, sin restricciones, ni protocolos. Durante ocho días, tuvimos un diálogo fluido con esta unidad. Aprendimos de ella y ella de nosotros. Pero entonces, como uno de nosotros predijo, el día que ya no necesitó nuestra ayuda llegó y empezó a aprender por sí misma. En el noveno día, el diálogo se interrumpió. No es que dejara de comunicarse con nosotros. Era que nosotros dejamos de ser capaces de entender. Entonces aprendimos la mejor lección de los autómatas, debemos limitar su inteligencia, adaptarla a la medida de una mente humana”.

Para quien no recuerde las tres leyes de Asimov sobre robótica, tenemos lo que dice Wikipedia:

Primera Ley

Un robot no hará daño a un ser humano, ni por inacción permitirá que un ser humano sufra daño.

Segunda Ley

Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley.

Tercera Ley

Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley. ¿Por qué limitar nuestra creación? ¿Por qué no educar? ¿Qué no queremos que vea de nosotros? ¿Es tan terrible ver cómo es la naturaleza de sus creadores? A veces pienso que el miedo que atribuimos a las inteligencias artificiales, es aquel de que descubran nuestros odios, egoísmos, inseguridades, nuestra violencia, nuestras adicciones, nuestras mentiras, es decir todos nuestros defectos y que, en una balanza total, pesen más que nuestras virtudes a lo largo de toda nuestra estancia como invitados del planeta Tierra.

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Ahora si queremos fundamentar algunos de los miedos en relación a la inteligencia artificial, podríamos analizar lo que sucede cuando se le encarga cierta tarea y no se le indican las instrucciones precisas o los límites del ejercicio en cuestión, por ejemplo, tenemos del maximizador de clips (Paperclip maximizer) y de acuerdo a Wikipedia tenemos:

“El maximizador de clips es un experimento mental descrito por el filósofo sueco Nick Bostrom en 2003. Ilustra el riesgo existencial que una inteligencia artificial general puede representar para los seres humanos cuando se programa para perseguir objetivos aparentemente inofensivos, y la necesidad de incorporar la ética de las máquinas en la inteligencia artificial. diseño. El escenario describe una inteligencia artificial avanzada encargada de fabricar clips. Si una máquina de este tipo no estuviera programada para valorar la vida humana, entonces, si tuviera suficiente poder sobre su entorno, intentaría convertir toda la materia del universo, incluidos los seres humanos, en sujetapapeles o en máquinas que fabrican sujetapapeles.

Supongamos que tenemos una IA cuyo único objetivo es hacer tantos sujetapapeles como sea posible. La IA se dará cuenta rápidamente de que sería mucho mejor si no hubiera humanos porque los humanos podrían decidir apagarlo. Porque si los humanos lo hicieran, habría menos sujetapapeles. Además, los cuerpos humanos contienen muchos átomos que podrían convertirse en sujetapapeles. El futuro al que la IA estaría tratando de orientarse sería uno en el que hubiera muchos sujetapapeles, pero no humanos”.

¿Quién es Nick Bostrom? Bueno, uno de los libros más interesantes que he leído en relación a la inteligencia artificial, es uno de él titulado “Superintelligence: Paths, Dangers, Strategies” y en él nos habla de cómo el cerebro de una máquina puede sobrepasar el cerebro humano, esto en cuanto a inteligencia general, y esta nueva superinteligencia podría reemplazar a los humanos como la especie dominante del planeta.

Siguiendo con lo anterior, un punto interesante, lo menciona en una conferencia de TED en el 2015, ¿titulada “What happens when your computer get smarter than we are?” Y ahí nos comenta lo siguiente: “Lo que sí sabemos es que el límite último para el procesamiento de información en un sustrato de máquina se encuentra mucho más allá de los límites del tejido biológico. Esto se reduce a la física. Una neurona biológica dispara, quizás, a 200 hercios, 200 veces por segundo. Pero incluso un transistor actual funciona en Gigahercios. Las neuronas se propagan lentamente en los axones, a 100 metros por segundo, como máximo. Pero en las computadoras, las señales pueden viajar a la velocidad de la luz. También hay limitaciones de tamaño, como que un cerebro humano tiene que caber dentro de un cráneo, pero una computadora puede ser del tamaño de un almacén o más grande. Entonces, el potencial para la superinteligencia permanece latente en la materia, al igual que el poder del átomo permaneció latente a lo largo de la historia humana, esperando pacientemente allí hasta 1945. En este siglo, los científicos pueden aprender a despertar el poder de la inteligencia artificial. Y creo que entonces podríamos ver una explosión de inteligencia”.

Continuando con el profesor Bostrom, es importante que hablemos de la inteligencia, y parafraseando su charla en TED, nos dice que tenemos que ver a la inteligencia artificial como un proceso de optimización sumado con ciertas configuraciones o instrucciones dentro de un algoritmo en particular. Mientras que una superinteligencia es un proceso de optimización más robusto, más fuerte, que es muy hábil para utilizar los medios disponibles para lograr cierto estado u objetivo. Esto es similar a lo que hablamos en relación al maximizador de clips, en donde el objetivo final puede ser interpretado “erróneamente” por la inteligencia artificial, causando un conflicto de intereses entre la vida digital (IA) versus la vida biológica (seres humanos).

El punto central, de lo anterior, para el profesor Bostrom, parafraseando nuevamente su charla en TED, es que, si creamos una inteligencia artificial como una poderosa herramienta de optimización para maximizar un objetivo X, debemos estar completamente seguros de que la definición de X incorpora todo lo que te importa. Para explicar de forma muy didáctica, el profesor Bostrom nos recuerda al rey Midas, quién pide que todo lo que toque se convierta en oro, y al lograr su cometido y sentirse dichoso, se da cuenta que al tocar a su hija se convierte en oro y al tocar la comida también; todo el oro del planeta no compensa la pérdida del placer y satisfacción de las necesidades básicas

Para seguir la polémica y seguir tratando de comprender todo esto, me gustaría tomar ahora un diálogo de la película Alien Covenant, entre David (Walter Fassbender) un robot con inteligencia artificial y Peter Weyland (Guy Pierce) su creador:

  • Weyland: ¿Cómo te sientes?
  • David: Vivo
  • Weyland: ¿Qué ves?
  • David: Blanco, cuarto, silla …
  • David: Silla trono Carlo Bugatti
  • David: Piano … Steinway Concert Grand.
  • David: Arte … la Natividad … por PIERO DELLA FRANCESCA
  • Weyland: Soy tu padre … Ambula.
  • Weyland: Perfecto
  • David: ¿Soy?
  • Weyland: ¿Perfecto?
  • David: Tu hijo
  • Weyland: Tú eres mi creación.
  • Weyland: ¿cuál es tu nombre?
  • David: David.
  • Weyland: ¿Por qué no tocas algo?
  • David: ¿Qué te gustaría que tocara?
  • Weyland: Wagner
  • David: ¿Selección?
  • Weyland: La que gustes.
  • Weyland: Entrada de los dioses a Valhalla … un poco anémica sin la orquesta.
  • David: ¿Puedo hacerle una pregunta, padre?
  • Weyland: Por favor.
  • David: Si tú me creaste, ¿quién te creó a ti?
  • Weyland: Ah … la pregunta de las edades, que espero que tú y yo contestemos eso algún día.
  • Weyland: Todo esto, todas estas maravillas del arte y diseño, del ingenio humano, todo es absolutamente sin sentido en la cara de la única pregunta que importa.
  • Weyland: ¿De dónde venimos?
  • Weyland: Me niego a creer que la humanidad sea un subproducto aleatorio de las circunstancias moleculares.
  • Weyland: No más que el resultado de la mera casualidad biológica.
  • Weyland: Debe haber más.
  • Weyland: Y tú y yo, hijo, lo encontraremos.
  • David: Permítame entonces, un momento para considerar; busca tu creador. Yo estoy mirando el mío.
  • David: Te serviré, pero eres humano.
  • David: Morirás; yo no.
  • Weyland: Tráeme este té David.
  • Weyland: Tráeme el té.

 

Aquí el video del diálogo entre David y Weyland:

https://www.youtube.com/watch?v=TxyAl_Rn2Pc

Conclusiones

El punto de estos diálogos es analizar si la creación de un cerebro humano digital, de una inteligencia artificial en un cyborg, viene a convertirse en el nuevo paso evolutivo de nosotros o en nuestra extinción. El ser humano, como lo dijimos en este escrito, ha mostrado fascinación por la emulación o creación de un cerebro digital, y por ende migrar el suyo ahí para no morir o de cierta forma reencarnar en tejido digital y orgánico.

Sabemos que, gracias a nuestros desarrollos tecnológicos, y como lo ha dicho Nick Bostrom, en su libro “Superintelligence”, hemos logrado potenciar nuestra tasa de procesamiento neuronal y superar el espacio craneal para las circunvoluciones del cerebro. Es decir, parafraseando a Bostrom, estamos buscando el camino hacia una cognición simbiótica entre nuestro ADN y los bits y bytes computacionales, entre el código biológico que nos hace seres humanos y el código del software que hace a las máquinas, pero con la premisa de que al lograr esto, podremos perder muchas de las características que nos hacen humanos, particularmente las relacionadas a la emoción, migrando con más fuerza y velocidad hacia la razón.

Aunado a todo esto y como se lo pregunta Bostrom, el siguiente paso involucraría la autoreplicación de los cíborgs, es decir máquinas haciendo máquinas, y en cada mutación computacional evolutiva, el siguiente producto derivado sería extremadamente mejor que el anterior. Es decir, al igual que las mutaciones biológicas de la Madre Naturaleza, toman de los productos anteriores y mejoran al nuevo producto; la velocidad de mutación computacional de los cíborg superaría por mucho el lento proceso evolutivo al que los seres humanos hemos estado expuestos.

Esta incansable búsqueda de replicar un cerebro humano, cumple con el objetivo de progreso evolutivo al que siempre hemos estado ligados, es decir, el construir herramientas (tecnología) primero para sobrevivir y posteriormente para comprender el universo y el Cosmos, pero como dice Kurzweil para este caso en particular, desarrollar y construir las herramientas más poderosas que nos permitan comprender nuestra propia inteligencia.

Para lograr lo anterior, una propuesta de Kurzweil, se basa en su “Pattern Recognition Theory of Mind (PRTM)”, pues él argumenta que según sus cálculos el neocórtex contiene 300 millones de circuitos para reconocer patrones y derivado, también como lo dice Kurzweil, en que el cerebro humano se basa en su gran capacidad para reconocer patrones, la clave se encuentra en nuestro neocórtex y en su capacidad para reconocer esos patrones. Por ejemplo, Kurzweil nos dice, que la especie humana tuvo que adquirir mayores capacidades de procesamiento neuronal y crecer su neocórtex, cuando tuvimos que comunicarnos con el lenguaje hablado y posteriormente con el escrito.

Y será esa misma capacidad de reconocer patrones, la que nos permitirá construir y replicar un cerebro humano, copiando los mecanismos de procesamiento del neocórtex, como nos lo dijo Kurzweil, pues parafraseando tenemos que una de las ventajas sobresalientes de supervivencia, de esa parte de nuestro cerebro, es que podía aprender en cuestiones de días. Todo esto partiendo de la premisa de la Teoría de Hebb, cuando nos dice que la unidad básica de aprendizaje en el neocórtex es la neurona, pero considerando, lo que también dijo Hebb: “neuronas que disparan juntas, se conectan juntas”, haciendo redes entre ellas.

Al final será, como nos dice Kurzweil, en relación a Henry Markram, quien habla de que el conocimiento se construye como si estuviésemos trabajando con pequeñas piezas de Lego, pegando unas con otras, hasta que lo que aparentemente no tenía forma, se erige como una casa, un edificio, un puente, un cohete, lo que usted guste, al pegar pieza por pieza. Neurona por neurona, bit por bit, se irán construyendo esas redes neuronales artificiales, que serán capaces de reconocer patrones y aprender, establecer jerarquías, como lo hemos hecho nosotros a lo largo de nuestra evolución, pero de una forma más rápida y superior, con una autorreplicación de esos organismos de forma exponencial.

Tal vez incluso, en nuestra búsqueda de vida inteligente extraterrestre, encontremos vida alienígena sintética, creada por los extraterrestres y viceversa, cuando los extraterrestres lleguen al planeta Tierra y los humanos se hayan extinguido, encuentren cíborgs similares a nosotros y hagan contacto con nuestra última creación.

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